En la localidad vallisoletana de
Cabezón de Pisuerga descubrimos uno de esos restaurantes que son icono y
referencia de la cocina castellana.
Su nombre, “Bodegón el Ciervo”, es famoso por estos lares
al haberse convertido en parada obligada de aquellos comensales que gustan
disfrutar de las buenas viandas que por aquí ofrecen.
Situado en una antigua bodega
subterránea, ha sabido adaptarse gastronómicamente a los nuevos tiempos al
conjugar a las mil maravillas la centenaria tradición de la cocina castellana con
el tope personal y moderno que ofrecen a sus platos estos fogones.
Estos detalles se aprecian también en otras vertientes como la decoración del
local. Frente a la clásica entrada de una bodega de antaño, sorprenden los
aires más novedosos de su interior, visibles en aspectos como el mobiliario.
Tuve la suerte de comer, no hace
mucho, entre estos muros bajo tierra. Reconozco que entrar en este pequeño
templo ya predispone favorablemente. El sitio, el ambiente y la atmósfera que
se respira, con una multitud de fotografías, galardones y reconocimientos colgados
en sus paredes, nos indican que no hemos errado en nuestra elección.
Y así fue, con una magnífica
selección de vinos (tintos y claretes) procedentes de la denominación de origen
Cigales (www.do-cigales.es) pudimos
disfrutar de una suculenta sucesión de elaboraciones que hicieron las delicias de
los allí presentes.
El culmen, como no podía ser de otra forma, fue un espectacular lechazo asado en horno de leña. Seguramente, uno de los mejores que he probado en mi vida.
No deseo relatar y enumerar los platos
que tomamos. Esa capacidad de asombro que todo comensal necesita, como he
escrito en varias ocasiones, quedaría en cierta forma diluida.
Simplemente
apunto que tiene una extraordinaria ensalada de morcilla, que el café de
puchero no debes dejar de pedirlo, que te encantará el típico pan de pueblo
castellano, que atesora una magnífica variedad de postres o que el servicio y
la atención al cliente son excelentes.
Una buena opción es dejarse, como
hicimos, aconsejar por su chef, David López. Con una contrastada experiencia a
sus espaldas, está totalmente involucrado en la defensa de los magníficos
productos que esta tierra ofrece dejando, como no puede ser de otra forma, su
impronta y su visión personal en muchos de los platos.
La verdad es que comí muy bien. Un ambiente ciertamente agradable que estimula a disfrutar del momento.
Sin
duda, el prestigio del que goza es merecido. Un restaurante francamente
recomendable que, desde aquí, aconsejo si viajas hasta esta zona de la
provincia de Valladolid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario