Guido van Helten (uno de los
mejores muralistas del mundo, conocido por sus retratos de gigantescas dimensiones
y aires fotorrealistas) es toda una referencia en el panorama artístico actual.
Silos, espacios públicos, paredes, depósitos, suelos, muros, escaleras, barcos
y distintas construcciones han sido el particular escenario donde plasmar su
creatividad.
Digamos que no hay superficie, por complicada que parezca,
que se le resista.
Su estreno en nuestro país no
podía ser más espectacular. En el interior de las bodegas Solar de Samaniego, en la
provincia de Álava, en tierras de La Rioja Alavesa, descubrimos el resultado de
su impresionante proceso creativo en el que rinde un homenaje al mundo del
vino.
Es, no debemos olvidarlo, la primera intervención artística en España de
este gran muralista.
Podemos afirmar que, en este
caso, su trabajo se ha convertido en una
especie de “Ave Fénix”. Y es que muchos kilos de pintura, junto a la imaginación,
el trabajo y el esfuerzo de un reconocido artista, han logrado resucitar un
espacio casi olvidado.
No sería exagerado escribir que “vistió con arte unos desnudos depósitos
de hormigón a los que volvió a dar vida”. Caras, manos, gestos o arrugas dan
expresividad a unos rostros que han permitido recuperar este patrimonio
industrial vitivinícola que estaba casi inerte.
Puso cara a esta gran masa de
hormigón uniforme. Consiguió dar solemnidad y monumentalidad al entorno. La soledad y el anonimato de este espacio dejaron
de ser tales para convertirse en visita obligada de quienes se acerquen a esta
magnífica bodega y deseen probar sus cotizados caldos.
Vino y arte de la mano. El
arte como expresión de una idea, como motivo de conversación, como capacidad de
asombro, como sensación placentera y, claro que sí, como revitalizador de un
determinado entorno.
Simplemente, quiero compartir la experiencia que supuso
para mí esta visita.
Es conocida la
apuesta que esta bodega (perteneciente a la D.O.C. La Rioja y muy próxima a la
localidad de Laguardia) está haciendo para potenciar la relación entre la
literatura y el vino. Digamos que aglutina estos dos pilares a través de una filosofía
que expresan con pocas, pero elocuentes, palabras: “Beber entre líneas”. La
enocultura como argumento.
Había oído hablar, y mucho, de
este muralista australiano; había visto fotografías de sus creaciones en
internet, pero nada es comparable a poder acercarse a su trabajo y apreciar “in
situ” su majestuosidad. Impacta; asombra.
No deja indiferente al visitante. Más
aún cuando, a pesar de no ser una superficie plana y conocer las dificultades
adicionales que entrañaba por su
ubicación, el nivel de definición y realismo es tan grande.
Guido van Helten dejó su impronta
por estas tierras. Consiguió, con tonalidades grisáceas, dar luz y color a lo
que estaba adormecido.
Si me dijeran que resumiera en una palabra ese cúmulo de
sensaciones que supone ver esta obra, lo tendría claro: “emoción”.
Ya sabes, muy cerca de la localidad alavesa de Laguardia, uno de los pueblos más bonitos de España, podrás disfrutar de esta maravillosa bodega donde el mundo de la cultura y el del vino caminan juntos.
Webs recomendadas:
Para finalizar, indicar que este reportaje se publicó en la web del diario español LA RAZÓN el 2 de diciembre de 2016. Os dejo el link:
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